El Hospital Universitario de Utrecht (Holanda) ha sido el protagonista de este revolucionario avance en
la medicina. El paciente, una mujer holandesa de unos 22 años, que padecía craneosinostosis estuvo sometido a una intervención que duró aproximadamente unas 23 horas, a manos del cirujano Bon Berweij.
Lo increíble de esta intervención es cómo han conseguido trabajar en una de las zonas más delicadas del cuerpo humano tanto tiempo y combinando la destreza de la medicina con los nuevos avances tecnológicos. A través de una serie de resonancias magnéticas, se ha obtenido un diseño virtual del cráneo del paciente, con lo cual al colocárselo le quedaba "como anillo en dedo".
No solo este cráneo ha sido el único diseño de las impresoras 3D relacionado con la medicina; también podemos encontrar el caso de un joven que sufrió un accidente y su rostro quedó desfigurado y gracias a la impresión exacta de los huesos que le tenían que recomponer ha logrado hacer su vida normal. Al igual que un niño que nació con una malformación en la mano. Su padre logró hacerle un diseño muy práctico con el que el niño ya no era diferente a los demás.
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